El buen vecino VS valorización de vivienda
Por: Mayra Herrera Manga
Con el pasar del tiempo, el ser humano va desarrollando competencias y habilidades que impactan directamente en sus intereses, desencadenando una lista de metas compuestas por aspiraciones y deseos que influyen en la percepción que este tiene respecto a su bienestar y calidad de vida. Una de las metas planteadas con mayor frecuencia es tener un techo propio para vivir, pero durante el proceso valdría la pena pensar en ¿Qué factores influyen en la valorización de mi vivienda? Y en esta misma línea ¿Puede lo intangible superar lo tangible?
Según ConAltura (2016), una constructora establecida en Medellín, la valorización de una vivienda se encuentra ligada a la demanda, a su vez, la demanda está determinada por tres factores principales: acabados del inmueble, reconocimiento de la firma constructora y el sector en el que encuentra ubicada. Por otra parte, aquellas figuras que determinan cuáles zonas cuentan con “mejor calidad urbanística” son los medios de comunicación, el Plan de Ordenamiento Territorial y los juicios de valor que se hacen sobre un sector y de quien vive en ellos, impartidos por el voz a voz, cuyo contenido se encuentra asociado a las vivencias y costumbres de los vecinos de la comunidad (Mejía y Elizabeth, 2007).
Tomando en cuenta lo anterior, es importante destacar cómo el factor psicosocial entra en juego al momento de realizar evaluaciones asociadas con la satisfacción percibida en cuanto a la habitabilidad de la vivienda. Por supuesto, el valor asignado a la renta del suelo por las promotoras, la distribución físico espacial, la iluminación, seguridad y acústica también son factores que influyen en la valorización de la propiedad y que dan paso a la creación de una dinámica inmobiliaria que marca una tendencia en la tipología de personas interesadas en habitar el sector (Mejía y Elizabeth, 2007). Esto último influye en los juicios e imaginarios sobre el “buen sector para vivir”.
Pero ¿A qué hace referencia el factor psicosocial? De acuerdo con Mejía y Elizabeth (2007) alude a todo comportamiento individual y colectivo de los residentes, habitantes del entorno y transeúntes, en relación a sus características culturales y económicas que pueda impactar en la privacidad, tranquilidad y seguridad de los mismos. Conforme a esto, es posible entender lo psicosocial como un factor intangible, pero que sin lugar a dudas incide con gran fuerza en los ideales y acciones que desempeña el ser humano con continuidad. Ahora bien, es preciso traer a colación la pregunta realizada en un principio ¿Puede lo intangible superar lo tangible?
Para responder esta inquietud es necesario resaltar varios estudios emprendidos con la finalidad de determinar aquellos aspectos que las personas toman en cuenta al momento de adquirir o cambiar de vivienda. Rodriguez y Sugranyes (2011) lideraron una investigación en Chile, para la que aplicaron una encuesta a residentes de viviendas sociales, en la que se identificó que el 64.5% de los residentes desean cambiar de vivienda motivados por una razón de índole social: la convivencia entre los vecinos. Porcentaje que prevalece ante otros factores como la falta de servicios y parques (12.4 %) y la estrechez de la vivienda (13.4 %).
En suma, una investigación llevada a cabo por la cadena de televisión estadounidense NBC publicada por Today , muestra que el 88% de los participantes tienen preferencia por vivir en una comunidad con vecinos agradables y amistosos que tener casas grandes y bonitas (Finanzas personales, 2016). Lo cual evidencia el gran impacto que tiene un factor intangible como lo es la sana convivencia en el entorno comunitario, frente a otros factores que involucran aspectos tangibles, asociados a infraestructura y confort ambiental.
Por otra parte, con la finalidad de promover Cultura Ciudadana y Consumo Responsable, el programa Ciudadano de Honor estuvo presente del 28 al 30 de julio en el evento Vitrina Inmobiliaria (VIMO), llevado a cabo en la ciudad de Barranquilla. Durante el evento se realizó un sondeo en el que participaron 150 personas, cuyo objetivo fue identificar qué representa ser un “Buen vecino”. Los resultados obtenidos indican que la muestra participante asocia el ser un “Buen vecino” con dos grandes variables: Características Personales (62.9%) y Acciones Esperadas (37.1%).
Las sub-categorías relacionadas a la variable Características personales fueron: Respeto (32.5%), Tolerancia (19.5%), Amabilidad (17.1%), Colaboración (14.6%), Sociabilidad (6.5%), Solidaridad (6.5%), Honestidad (2.4) y Otros (0.8%). Dentro de la variable Acciones Esperadas, se encuentran las siguientes sub-categorías: Cuidar el medio ambiente (32.1%), Cuidar zonas comunes (26.4%), No hacer ruido (18.9%), Saludar (11.3%) y Cuidar los bienes de los vecinos (11.3%).
A partir de los estudios citados con anterioridad, es posible expresar que independientemente de qué tipo de vivienda se adquiera, lograr mantener una buena convivencia con los vecinos es un aspecto decisivo para agregar o restar valor a la propiedad que se escoja para materializar las aspiraciones y deseos. Por esta razón, las reuniones comunitarias toman un papel protagónico, al ser facilitadoras de acuerdos y normas que garanticen una sana relación con aquellas personas con las que además de compartir un vecindario, se comparte un estilo de vida.
Referencias:
ConAltura (2016). Cómo calcular la valorización de tu vivienda. Colombia. Recuperado de: http://blog.conaltura.com/como-calcular-la-valorizacion-en-tu-vivienda-nueva
Finanzas personales (2016). ¿Qué tipo de vecino es usted?. Colombia. Recuperado de: http://www.finanzaspersonales.co/hogar-y-familia/articulo/que-tipos-de-vecinos- hay/59904
Mejía, M., y Elizabeth, M. (2007). Del discurso de vivienda al espacio residencia. El caso de vivienda en altura en sistema constructivo de cajón. Medellín: l. Vieco e hijas ltda.
Rodríguez, A., y Sugranyes, A. (2011). Vivienda privada de ciudad. Revista Cielo.
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