La innovación que necesita la educación
Por: Viviana Ahumada
Imagen: thamercreativeschool.com
A lo largo del tiempo, diferentes áreas del conocimiento han tomado importancia dentro de la educación, formando incluso jerarquías informales. Nos referimos a ciertos “privilegios” que tienen áreas como ciencias naturales, matemáticas, ciencias sociales, entre otras. Estas mismas áreas, son favorecidas tanto en la familia como en la escuela. Sin embargo, si se realiza una reflexión al respecto, se corre el riesgo de que el conocimiento de las mismas por parte de algunos, no aporte a una mejor sociedad.
En exámenes, pruebas de estado e incluso pruebas de selección para ingresar a la educación superior, siguen siendo áreas favorecidas, pues de alguna manera garantizan un rendimiento académico adecuado o sobresaliente. La pregunta es ¿garantizan que esos conocimientos serán utilizados adecuadamente para aportar a la construcción de una mejor sociedad?
Es necesario hacer énfasis en la construcción de valores, y en este caso, se proponen dos: Cultura Ciudadana y Consumo Responsable, las cuales pueden llegar a ser igual de valiosas que las matemáticas, las ciencias sociales o la literatura, pues fomentan una formación para la vida, son pilares fundamentales y base de comportamientos adecuados que hacen surgir a una sociedad. Sin cultura Ciudadana y Consumo Responsable estamos condenados a una sociedad pobre de evolución.
Por un lado, se encuentra la Cultura Ciudadana, con respecto a la cual se conoce poco. De acuerdo a Mockus, 1999 “La noción de cultura ciudadana buscaba impulsar ante todo la autorregulación interpersonal” (p.10), que conlleva al ser humano a mantener un comportamiento coherente con la verdadera libertad propia y de los demás.
Por otro lado tenemos el Consumo Responsable, “caracterizado por la influencia que sobre el mismo tendrían valores como la solidaridad, la responsabilidad social, el respeto por los derechos humanos, el multiculturalismo o la ecología”. (Goig, 2009, p. 145).
Ambos, Son pilares de aprendizajes más complejos, pues implican un cambio de actitud real, lo cual a su vez involucra cambios tres elementos: un componente cognitivo, componente afectivo y conducta o componente comportamental. Al ser aprendizajes de tipo actitudinal – valoral (Coll, Pozo, Sarabia, & Valls, 1994) su aprendizaje debe promoverse de forma más vivencial ya que estos tienen un mayor nivel de complejidad y a largo plazo se encontrarán fuertemente inmersos en “saber ser” del individuo.
De poco nos sirve tener genios y profesionales brillantes si todo su conocimiento es aportado para destruir, como es el caso de grupos armados, ladrones políticos, creadores de bombas nucleares o de estrategias para destruir al que ellos denominan “enemigo”, acabando realmente con su propio medio ambiente. Todos estos realmente son personas brillantes pero carentes de formación en Cultura Ciudadana, Consumo responsable y valores en general.
Consumo responsable y cultura Ciudadana deben convertirse en base para la aplicabilidad adecuada del resto de conocimientos que se construyen en nuestra vida; pues, por ejemplo avances tecnológicos han demostrado contribuir a un estilo de vida más cómodo, pero actualmente han traído consecuencias devastadoras para el medio ambiente, asunto que se hubiera podido evitar con acompañamiento y formación en Consumo Responsable y Cultura Ciudadana.
Así pues, la educación promueve conocimientos necesarios pero “Su importancia consiste en que el hombre logre su propia autodeterminación como persona (Molina, Pérez Pellín, Suárez, & Rodríguez, 2008, p. 1). Y la autodeterminación como persona siempre implica valores y actitudes forjadas en base al bien social.
Referencias
Coll, C., Pozo, J. I., Sarabia, B., & Valls, E. (1994). Contenidos en la reforma.
Ercilla, M. A., & Tejeda, N. B. (1999). La educación en valores: una propuesta pedagógica para la formación profesional. Pedagogía Universitaria, 4(3).
Goig, R. L. (2009). Consumo responsable y globalización reflexiva: Un estudio referido al comercio justo en España. Revista española del tercer sector, (11), 145-165.
Mockus, A. (1999). Armonizar ley, moral y cultura: Cultura ciudadana, prioridad de gobierno con resultados en prevención y control de violencia en Bogotá, 1995-1997. Inter-American Development Bank.
Molina, L., Pérez Pellín, S., Suárez, A., & Rodríguez, W. A. (2008). La importancia de formar en valores en la educación superior. Acta Odontológica Venezolana [revista en Internet], 46(1).
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