Los museos como un ejemplo de consumo cultural

Escrito por Beatriz Prada Villegas ([email protected]), Carolina Zapata ([email protected]), María Patricia Jiménez Cotes ([email protected])

 

 

 

Uno de los mayores exponentes de la cultura en un país o ciudad son los museos, esos lugares cargados no sólo de expresiones artísticas de diferentes épocas, sino también de historia, esa historia que reconstruye el origen e identidad de cada comunidad y por la que hoy por hoy se ha llegado a una época donde el reflexionar sobre la memoria, es decir el pensar en esos acontecimientos que como pueblo nos marcaron, se tienen a la orden del día.

 

Descarga el artículo completo en PDF

 

Así lo indica Néstor García Canclini en su libro Lectores, Espectadores e Internautas (2007) son muchos los países que están redescubriendo qué hacer con su pasado.

Y es que esta época donde la globalización es un tema obligado y cada vez más se habla de tratados de libre comercio y de unión entre países, cuando más clara y apropiada se debe tener la cultura de cada país, ya que es la cultura “ese todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad” (Richard Faura I Homedes: 2000).

Tal como lo indica Homedes, es ese ADN que identifica a cada persona como colombiano, como barranquillero, como atlanticense; es ese ADN que por más uniones entre países se presenten y por más globalizada que se encuentre la sociedad, no se debe perder.

Pero ¿y cómo recopilar todo esta historia y cómo pensar en el pasado cuando el discurso actual va encaminado hacia las vanguardias, es cada vez más futurista y el desarrollo de las tecnologías nos está absorbiendo?

Es aquí, ante este interrogante, donde cobran protagonismo los museos, donde se valida y corrobora la frase inicial que describe a los museos como esos lugares que más que ser uno de los máximos exponentes del arte, son esos lugares donde se tejen los diferentes momentos históricos de un país, donde al hacerlo se van recuperando las memorias del pasado, ésas que marcan a cada individuo y que construyen toda su identidad cultural.

García Canclini se refiere a esto diciendo: “Pero esas reflexiones nacionales se vuelven globales gracias a los museos con vocación de internacionalizarse (García, N. Lectores, Espectadores e Internautas. 2007. Pág. 97)”; es esta una afirmación contundente, pero que al mismo tiempo invita a la reflexión, en el caso atlanticense específicamente, los museos locales deben empezar por posicionarse en la región, para luego pensar en una internacionalización.

Es entonces cuando vale la pena seguir ahondando en el tema de los museos bajo la perspectiva de Canclini quien es un maestro en el tema del consumo cultural.

Si el panorama que se presenta es que los museos son parte básica para la construcción de identidad cultural y que a su vez, el buen manejo de los mismos se convierte en fuente de ingresos para el país ya que se convierten en sitios de interés común y de esta forma se incentiva el turismo, en lo que se hace necesario pensar es en cómo atraer a las personas a los mismos y cómo cambiar la imagen de museo es igual a lugar callado y aburrido.

Ante esto, Néstor García Canclini, en su libro Lectores, Espectadores e Internautas (2007. Pág. 96), propone: “ya comienzan a verse en el MONA de Nueva York o en el museo del Louvre jóvenes con su ipod, en el que no van escuchando música sino un podcast que bajaron de internet con explicaciones para orientarse entre los impresionistas o saber lo que ocurría en Florencia y Venecia cuando se pintaron esos cuadros”.

Y es que no se puede hacer de oídos sordos, es decir, si tal como se indicó anteriormente, se está viviendo una época donde la tecnología se convierte en el pan diario y son cada vez más los jóvenes que están teniendo acceso a las mismas, se hace necesario pensar en ideas de mercadeo de museo que vayan enmarcadas en el uso de este tema y que se conviertan en motivadores para que el público, especialmente el juvenil, se acerque a estos sitios, y no sólo consuman cultura, sino que a su vez reflexionen sobre las memorias de su historia, ésas, que como ya se explicó, son identitarias.

Asimismo, internet se ha convertido en pieza clave para este desarrollo, los artistas que retrabajan imágenes de varias épocas y las cambian a soportes digitales, vuelven las obras de diferentes épocas arte contemporáneo, lo que permite que en la navegación de dicho medio ya no sea difícil encontrar al arte griego interactuando con el chino o al barroco con el renacentista, ya que todo se encuentra en un mismo lugar.

“Ya no vivimos en un zoo lleno de jaulas, sino en un safari donde los animales andan sueltos y se relacionan también con su entorno” (Collera, 2006: 34); lo que indica que el hecho de que la cultura sea ese ADN que identifica a una comunidad de otra y que los museos sean centros que permiten la reconstrucción de la misma, éstos deben atender a los parámetros y exigencias actuales que se encuentran muy relacionados con el tema de la globalización y desarrollo de mercados.

 

 

 

 

Bibliografía:

 

García, N. (2007). Lectores, Espectadores e Internautas. Barcelona: Gedisa.

García, N. (2002). Culturas Populares en el Capitalismo. México: Grijalbo.

Codina, J y Franse, E. (2004). Cómo vender la cultura: el marketing en la gestión de entidades culturales. Harvard Deusto Marketing y ventas. Vol 35, 24-28.

Codina, J. y Fransi, E. (2004). La gestión comercial de las entidades culturales: Una aplicación empírica. Universidad de Lleida.




EVENTOS


Disculpa, no hay eventos Posteados.